Eine kleine Nachtmusik

Donnerstag, August 23, 2007

Claude Debussy - Anniversaire de naissance


Achille-Claude Debussy (1862 - 1918)


Hace 145 años, un 22 de Agosto nació el imprescindible compositor francés Claude Debussy. Hoy le recordamos con agrado y gratitud ante cada sorpresa que nos brinda su música, tan íntima.

A él no le gustaba precisamente el término de Impresionista que se aplicó a su estilo musical, semejante al movimiento artístico que se dio en Francia durante finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Sin embargo, para desencanto de Debussy, en la necedad de hoy en día así le reconocemos, como una figura notable junto a Maurice Ravel del Impresionismo musical.

Su deseo se centraba en la creación de nuevas proyecciones, de música más emotiva que intelectual, de transportar al alma a territorios jamás antes explorados, auténticos, todo aquello que guardan los sentimientos humanos, fuera de términos y etiquetas, formalismos... Música!


"I confess that I am no longer thinking in musical terms, or at least not much, even though I believe with all my heart that Music remains for all time the finest means of expression we have.

It’s just that I find the actual pieces — whether they’re old or modern, which is in any case merely a matter of dates — so totally poverty-stricken, manifesting an inability to see beyond the work-table. They smell of the lamp, not of the sun. And then, overshadowing everything, there’s the desire to amaze one’s colleagues with arresting harmonies, quite unnecessary for the most part.

In short, these days especially, music is devoid of emotional impact. I feel that, without descending to the level of the gossip column or the novel, it should be possible to solve the problem somehow.

There’s no need either for music to make people think! ... It would be enough if music could make people listen, despite themselves and despite their petty mundane troubles, and never mind if they’re incapable of expressing anything resembling an opinion. It would be enough if they could no longer recognize their own grey, dull faces, if they felt that for a moment they had been dreaming of an imaginary country, that’s to say, one that can’t be found on the map."



Debussy - Carta a
Paul Dukas, 1901.
Siempre nos sorprendes, Debussy.

Sie hören: Claude Debussy - La Cathédrale Engloutie.


Dienstag, August 14, 2007

La Romántica Muerte de Mozart


La leyenda que gira entorno a la muerte de Mozart cobra fuerza con el pasar del tiempo, incluso yo prefiero el romanticismo que relata el fin de su existencia en manos de trágicas pasiones humanas, consecuencia de actos ciegos que impulsan al corazón ante lo incontenible.

De por sí que cuesta un poco aceptar que Mozart era tan humano como uno, su obra lo deja en alto terreno con melodías que guardan secretos de lo etéreo, lo incomprensible pero cuyo efecto imprime fuertes emociones que convulsionan corazón y cerebro, que incluso antojan la existencia de una esencia motora de vida completamente ajena a la carne y al buen funcionamiento de cualquier órgano, aquello que pudiéramos llamar alma, el don divino.

Y todo esto viene a que a pesar de la teoría de que Mozart murió por trichinosis uno prefiera pensar que fue Salieri quien lo envenenó, por envidia, por no soportar la existencia del ser más no de su obra, por celos, por qué sé yo. Algunos lo piensan por románticos y otros lo saben por ignorantes, pero es reacción ante la ironía de la vida: ¡mira cómo vino a morir, tan estúpidamente, todo por la carne, una carne en mal estado!… También la envidia viene de la carne, sólo que de otra especie. Suena mejor que su victimario fuera un hombre semejante y no uno o por más que hayan sido varios milimétricos parásitos, ¡qué cosas!

Por supuesto que el romántico ruso Alexander Pushkin tenía que inmortalizar ésta quimera e inspirar a su compatriota Nicolai Rimsky-Korsakov a componer la música de éste drama, con destellos más mozartianos que los suyos. Ópera compuesta de un solo acto dividido en 2 escenas y cuyo desarrollo se basa en los dos únicos protagonistas: tenor para Mozart y bajo para Salieri, en el Viena de 1791, año tristemente reconocido.

Si tan sólo no me pesara tanto saber de la truncada existencia mozartiana, mi consuelo sería pensar que un Saileri tuvo fuertes razones para eliminarle, como sus palabras en mano de Pushkin justifican sus actos, con el genio y crimen por factura…

* Todos lo dicen: no hay justicia en la tierra.
Pero tampoco la hay allá arriba.
Para mí esto está tan claro como una sencilla escala.
Nací con el amor a la música.
[…]
¡No, nunca conocí la envidia!
¿Quién se atreverá a decir que el orgulloso Salieri
fue alguna vez un despreciable envidioso?
¿Una serpiente pisoteada por la gente,
que mordía con frecuencia, impotente, la tierra y el polvo?
¡Nadie! Pero ahora... yo mismo lo digo.
Ahora siento envidia.
Envidio profunda, dolorosamente envidio.
¡Oh, cielos! ¿Dónde está la justicia cuando
el don sagrado, cuando el genio inmortal
no es concedido como recompensa
a un ardiente amor, a la abnegación,
al trabajo, al esfuerzo, a la oración,
sino que ilumina la cabeza de un loco,
de un libertino ocioso?... ¡Oh, Mozart, Mozart!

*SALIERI._ Fragmento del Acto I - Escena I,
de la ópera Mozart y Salieri de N. Rimsky-Korsakov,
basada en el texto de A. Pushkin.

Ahora, más romántico el Mozart que en su lecho de muerte prepara los primeros compases de su lastimera lacrimosa… ¡mira que con todo y la fiebre, con todo y la locura! Y la incertidumbre de su paradero, ¿Quién piensa en esas cosas? Otra leyenda mozartiana que nos honra a sus amantes y fieles seguidores.

A fin de cuentas no fue muerte lo que se dibujó en ésta escena, sino el testimonio de cómo los hombres pueden alcanzar la eternidad con sus obras, cualquiera que éstas sean.


Sie hören: Mozart: Requiem, KV.626 - I. Introitus: Requiem.

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