Eine kleine Nachtmusik

Donnerstag, März 08, 2007

Arthur Grumiaux (1921 - 1986)


Su figura destaca en la lista de legendarios violinistas, dueños de un virtuosismo que va más allá de las capacidades técnicas e interpretativas; simplemente extraordinarios. Desde muy pequeño fue tocado por el fuego de la música. Se propuso franquear los pentagramas para descifrar y exhibir no sólo sonidos y silencios, sino fragmentos de la psique misma del compositor.

Grumiaux era el instrumento de los grandes músicos y su violín, un Giusseppe Guarneri del Gesù de 1744 era la voz. Su dedicación, comprensión de la estructura, ponderación de un sonido de calidad, elegancia y técnica, fueron parte de su sello en cada ejecución.

Un día le redescubrí en Mozart y desde entonces me parece uno, sino es que el mejor de sus interpretes. No soy la única que lo cree.
"[Grumiaux] Produjo el más bello sonido nunca antes realizado al violín. Nadie, me parece, alcanzó como él una belleza tan perfecta del sonido. Esta belleza, era el fundamento de su arte. Sus capacidades instrumentales y su personalidad de artista por supuesto, hicieron de él un intérprete irremplazable de la música de Mozart, más que cualquier otra música. Para un intérprete, cualquiera que sea, una pieza de Mozart representa un reto increíble, por la limpidez cristalina de secuencias, pero también por la sensibilidad que se deja.
Arthur Grumiaux era un verdadero amo en estos ámbitos. Controlaba perfectamente las menores inflexiones, las articulaciones melódicas y rítmicas de toda esta maravillosa organización mozartiana que transforma el mundo sonoro en expresión de la vida. [...] Tocaba a Mozart de una manera tan fascinante que las palabras serían insuficientes.
Esto no quiere decir que no podía tocar otras obras. Sus interpretaciones de grandes conciertos de Beethoven, Brahms, Bruch, Tchaikowsky... son tan magníficos!."
El Silencio y la Música
Entrevista a Sir Colin Rex Davis
Londres, 12 de Septiembre de 1989
Sie hören: Brahms - Sonata for violin and piano
No.1 in G major, Op.78 - I. Vivace ma non troppo.
Arthur Grumiaux - violin,
Grörgy Sebok - piano.