Eine kleine Nachtmusik

Dienstag, Juni 28, 2005

OFJ. Programa II. Festival Rachmaninov.

El pasado viernes 24 de Junio, Antonio y yo asistimos al segundo concierto de la 2ª. Temporada de la Orquesta Filarmónica de Jalisco, en el que nos presentaron obras de: Leonard Bernstein, Johannes Brahms y por supuesto, Sergei Rachmaninov.

Pudimos disfrutar una vez más de la presencia de
Adam Golka y su increíble interpretación de la Rapsodia sobre un tema de Paganini, que fue la pieza central del concierto. Antonio en su blog hace una muy buena reseña de la obra, además de la técnica de Golka. Lo único que puedo añadir al respecto es, que disfruté mucho de la interpretación de Adam y que resultó muy interesante identificar el Dies Irae en la obra, después de los posts que hemos dedicado tanto Antonio como yo al tema.

En esta ocasión mi tarea se limita a comentar brevemente sobre la Serenata No.1 de Johannes Brahms; ya que no tuve oportunidad de escuchar la primera obra de la noche, que fue la Overtura a Candide de Bernstein.

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Serenata No.1 Op. 11.

El estilo musical de Brahms lo coloca y lo reafirma dentro del género romántico, por ser especial y profundamente melancólico. La sensibilidad de su obra nos lleva a la meditación respecto al hombre en su soledad por ejemplo; ya que suele ser muy íntima y con una esencia dulce, triste, cálida y alegre, todo a la vez.

Particularmente, la serenata No.1 se compone de 6 movimientos:

I. Allegro Molto. (muy alegre)
II. Scherzo. Allegro non troppo – trio. Poco più moto. (scherzo. Alegre pero no demasiado. Trío. Un poco más movido.)
III. Adagio non troppo. (adagio pero no demasiado)
IV. Menuetto I – Menuetto II – Menuetto I. (minuetos I y II)
V. Scherzo. Allegro – Trio. (scherzo. Alegre – trío)
VI. Rondo. Allegro (rondó. Alegre).

Dichos movimientos en esta obra exhiben el acercamiento romántico del compositor alemán, como mencioné con anterioridad, a través de una atmósfera alegre y en contraste melancólica. Las cuerdas jugaron un papel que resultó de gran importancia para mí, pues al sentirme familiarizada y atraída por su peculiar sonido, lograron conectarme a ese espíritu de Brahms. En general me pareció buena la interpretación de la orquesta, además de hacer notar que en esta obra, Héctor Guzmán la dirigió de memoria.

Fue una noche de Rachmaninov – Golka - Brahms, en la que después de una fresca lluvia y la compañía de mi ser amado, viajé una vez más a ese espacio al que la música me suele llevar. Salí con un espíritu calmo, un corazón cálido y complacido.

Bis bald, liebe Leute!

Freitag, Juni 24, 2005

OFJ. Festival Rachmaninov. Programa I.

La Orquesta Filarmónica de Jalisco nos ofrece en su segunda temporada, la obra completa para Piano y Orquesta de Sergei Vasilyevich Rachmaninov. Antonio y yo asistimos el domingo 19 de Junio a la inauguración de este festival.

La primera parte estuvo compuesta por la obra de Carlos Chávez: Obertura Republicana, y por la creación de Richard Strauss: Muerte y Transfiguración
.
La segunda parte fue exclusiva de Rachmaninov, con su
Concierto para Piano y Orquesta No. 3 en Re menor, Op.30.

En una charla de café,
Antonio y yo concordábamos en que para escuchar la música no sólo se sentía sino que también se pensaba y que existían claras diferencias entre la gente para la percepción de la misma. Ésta es entonces, una breve reseña 'no técnica' de mis impresiones en ese concierto.


La Obertura.

Antes de comentar al respecto, conviene mencionar que tanto Overtura como Obertura, se considera correctamente escrito; pues la segunda es traducción de la primera, que deriva del francés '
Ouverture'.

Ahora sí. En cuanto comenzó la obra, aquellos años de escuela vinieron a la mente y el ansia de entonces también. Recuerdo que casi siempre tocaban la Marcha de Zacatecas (no precisamente la obertura) para dar aviso al inicio y termino del recreo. Me pareció que la orquesta sonaba así, como aquellas grabaciones con poco sonido y opacas. Comencé a preocuparme.

Los violines tocaban sin sordina y sin embargo, me daban la impresión de que tenían una de esas grandes que son metálicas y que cubren todo el puente; y qué decir de los alientos, como si cada sección estuviera en su propio concierto. De momento no logré conectarme mucho con el sentimiento nacionalista de Chávez y recuerdo haber tenido el deseo de que terminara la pieza...


Tod und Verklärung.

La impresión de la primera obra escuchada aún estaba presente, pero la orquesta logró captar mi atención poco a poco y en mejoría con este poema sinfónico de Muerte y de Transfiguración.
Esta obra de profundidad metafísica, por así decir, fue compuesta por Strauss a la edad de 25 años. En ella se aprecia la trascendencia a la música a través de su dimensión dramática, sobre los últimos instantes de una persona agonizante. Me recuerda una vez más a los temas tratados en posts anteriores, que circulan a la muerte y finalmente, a la existencia misma que se transforma.

No hubo texto literario o experiencia personal alguna, detrás de la inspiración de este joven Richard. Sin embargo, años más tarde estaría muy cercano a esta sensación, cuando lo acechó una peligrosa infección del pulmón.

La obra relata a un hombre enfermo que yace en su cama con un respirar pesado e irregular; los sueños hacen aparecer una sonrisa en la cara del hombre que sufre profundamente esa agonía. El sueño se convierte en alumbrador y de repente despierta, las agonías aterrorizantes lo atormentan de nuevo y su cuerpo tiembla febril. Mientras que el ataque desvanece y se desploma el dolor, sus pensamientos vagan con su vida; su niñez pasa frente a él, su juventud con sus deseos vivos y las pasiones de entonces. Cuando el dolor vuelve, los frutos de su vida se hacen presentes, la imagen, el ideal que tenía y por el que se esforzó para alcanzar y que le resultó estar más allá del destino de lograrlo. La hora de la muerte se dibuja. El alma abandona el cuerpo para encontrar y alcanzar gloriosamente el espacio eterno.
Una vez más, mi espíritu se dejó llevar por el sonido de las cuerdas, que con el leitmotive constante de la obra me conducían a la segunda parte, con mayor esperanza...

Rachmaninov - Golka.

La primera vez que escuché a Adam Golka, fue en el programa de clausura de una temporada de la OFJ que, si mal no recuerdo se llamó 'Siete Directores por una batuta', en la que se convocaba al público tapatío a votar por su director preferido. Por causas circunstanciales no me había sido posible asistir a los conciertos de dicha temporada, pero este de clausura no quería perdérmelo por nada, pues entre otras obras presentarían la 'Overtura El Empresario' de W.A. Mozart, una de mis tantas favoritas.

Ese día iba yo con el corazón en la mano, como si después de haber estado en una larga lista de espera, por fin me avisaban que tenían uno nuevo para mí. Sorpresa la que me llevé cuando llegué al lugar del concierto y me topé con un letrero que entre otras líneas decía que el concierto se cancelaba, a razón de que el director por causas de fuerza mayor no podía presentarse. Como una disculpa al público melómano se ofrecía un recital para piano, por parte de su hermano y la entrada era libre.

Adam Golka salvó mi día y lo llevó a la gloria. El tierno jovencito dio una presentación increíble! Fue un éxtasis deslumbrante! Recuerdo que aplaudíamos con entusiasmo, con el corazón exaltado; y aunque los aplausos iban dirigidos a él, en agradecimiento de su presentación, él nos regresaba la gratitud con sus encores. Yo creo que alguien debió haberle dicho que era suficiente o tuvo prisa por retirarse, pero si por él y por nosotros hubiera sido, deseosamente hubiera sido un muuuy largo recital...

Fue muy especial, pues después de un largo tiempo, Antonio y yo nos reencontramos ahí; ambos pudimos y tuvimos la suerte de compartir ese día tan genial.

Cuando supe que sería Golka el que interpretaría el concierto 3, la confianza de lo excelente que sería la presentación de este joven pianista, estaba en mi corazón. Me preparé a disfrutar de todos mis sentidos sin interrupciones. Su impecable interpretación me llevó al profundo sentimiento nostálgico y apasionado que Rachmaninov quiso impregnar en esta obra.
Y las fibras de mi ser y de mi alma se transformaban en notas, viajaban en el piano, en los violines, en toda la orquesta, en toda la atmósfera, se construían en música, trascendían a lo etéreo, cercano a lo perfecto...

Donnerstag, Juni 16, 2005

Requiem aeternam...

Qué más puedo decir que no se haya dicho ya, sobre el KV 626 de la obra de Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart. Es bien sabido que todo un misterio gira en torno al origen de esta composición: Desde la aparición en escena de un desconocido y tétrico personaje, hasta un Amadeus trastornado y sin fuerza, que resignadamente trata de culminar a perfección lo que sería su última obra...

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Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart


En el verano de 1791 en Viena, Mozart recibe el encargo para una Misa Réquiem por parte de un personaje cuyo nombre entonces no podía ser revelado. Un mal presagio se posesionó de Wolfgang, impresionándolo negativamente.

Hoy en día sabemos que la identidad de este 'tétrico' hombre misterioso, es la del abogado Antón Leutbeg quien era vecino y consejero del Conde Franz Walsegg von Struppach, un joven excéntrico de 28 años que tenía el hábito de comisionar obras a músicos Vieneses, copiarlas de su puño y letra y luego decir que eran suyas. Walsegg comisionó el Réquiem a razón del fallecimiento de su esposa, en Febrero de ese mismo año (1791). El estreno de la obra se llevó a cabo como el "Réquiem compuesto por el Conde Walsegg", en el Wiener Neustadt, un 14 de Diciembre de 1793.

En la vida real el papel del personaje que fuera Antonio Salieri no era entonces el que se mostró en la afamada y reconocida película de 'Amadeus'; en la que se 'pinta' a un malévolo Salieri, que cegado por la envidia, es causante de la muerte del mismo Mozart.

En el transcurso de la composición del Réquiem, la salud de Mozart se iba minando poco a poco, a grado de que comenzaba a creer que había sido envenado. Según estudios realizados a los restos que se pudieron rescatar de su cuerpo; que como recordaremos, no fueron depositados en un lugar especial sino en la fosa común; se cree que la causa más convincente de su muerte se debió a una fuerte intoxicación por consumo de carne de cerdo. A todo esto le podemos agregar el padecimiento de fiebre reumática y otros posibles, como producto de su inmoderado y excesivo ritmo de vida.

El 20 de Noviembre cayó en cama, logrando terminar hasta la Lacrimosa, pero sólo los 8 primeros compases de esta, muriendo hacia la una de la madrugada del 5 de diciembre.

Aún me conmueve aquella leyenda que refiere a las últimas horas de Mozart en su habitación, postrado en su lecho, agonizante. Repasaba con ciertos solistas las partes terminadas y daba indicaciones a su pupilo Franz Xavier Süssmayer para el término de las partes restantes (se sabe que esto es poco probable; Süssmayer no era un buen alumno de Mozart y esta afirmación la hizo Constanze –viuda de Mozart- casi 10 años después. Además, Süssmayer nunca fue la primera elección de Constanze para terminar el Réquiem, de hecho fue la última, por lo que su presencia junto al lecho de muerte de Mozart resulta dudosa, y más el que haya recibido instrucciones de éste). Cuando llegaron a los primeros compases (ocho) de la Lacrimosa, Mozart comenzó a llorar amarga e inconsolablemente, dejando las partituras a un lado, para finalmente abandonarse a la espera de la muerte.

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Facsímil del Requiem, KV626


El Réquiem KV 626 está escrito para cuatro solistas: soprano, contralto, tenor y bajo; coro y orquesta, específicamente: 2 cornos di basseto, 2 fagotes, 2 trompetas, 3 trombones, órgano, timbales y cuerdas: violines (I y II), violas, cellos y contrabajos.

El texto está escrito en Latín y la completa estructura de la obra se comprende como sigue:
I. INTROITUS - Requiem aeternam

II. KYRIE

III. SECUENTIA
-Dies Irae
- Tuba Mirum
- Rex Tremendae
- Recordare
- Confutatis
- * Lacrimosa
IV. OFFERTORIUM
- Domine Jesu Christe
- Hostias

V. SANCTUS
VI. BENEDICTUS

VII. AGNUS DEI

VIII. COMMUNIO - Lux aeterna


He dejado señalada la Lacrimosa para indicar, como había comentado antes, hasta donde comprende la participación de Mozart en la obra.

Tal vez el hecho de que esta parte sea la única íntegramente compuesta por él, tenga algo que ver con la sensación de concentración, de resumen y esencia de toda la obra; que desde su inicio con cuerdas y alientos respirando a través de un cuerpo agonizante, nos traslada a un limbo palpitante, lleno de claroscuros sobrenaturales; con el temor de que el corazón no resista a tanta grandeza...

Dienstag, Juni 14, 2005

La Isla De Los Muertos

Continuamos con el misticismo del Dies Irae en la música de Rachmaninov.
Se trata del Poema Sinfónico Op. 27, cuya inspiración se fundó en la obra del pintor suizo Arnold Böcklind llamada
'Toteninsel' , literalmente 'La Isla de Los Muertos'.


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Basada en la mitología clásica, esta obra representa la transición de las almas a la que sería su última morada, tras el suceso ineludible de la muerte. Éstas son llevadas por Caronte en su barca al reino del Hades a través de la Laguna Estigia. Rachmaninov evoca estas escenas en tres movimientos más o menos definidos.

El ambiente se presenta lúgubre y estremecedor desde los primeros compases, las cuerdas representan con su movimiento el pesado remar de Caronte. A estas se le van añadiendo timbres y melodías entrecortadas, se crea una atmósfera mágica y confusa, sobre la que se eleva el agudo y sobrecogedor canto del alma, con un profundo dolor, representado por los violines y las flautas. La tensión angustiante va en aumento, hasta desembocar en una explosión orquestal, dando paso al segundo movimiento.

Caronte desaparece con su barca de la escena, presentándose un nuevo tema, desarrollado principalmente por las cuerdas. Se trata de una melodía agridulce, melancólica, como evocando a los recuerdos de una vida pasada destinados a desaparecer. Tras una breve exposición, el ritmo y la tensión va creciendo, apareciendo un segundo tema caracterizado por los metales. Es la muerte. Implacable, viene a terminar con el último suspiro de vida. Su fuerza se incrementa poco a poco hasta ahogar los cálidos timbres de las cuerdas, que tratan de huir en vano de su inevitable destino. Tras el enfrentamiento de ambos temas, se llega a un clímax orquestal cuya fuerza es exuberante y poderosa. En el, la muerte ha ganado una vez más y se llega al tercer y último movimiento.

Surge un breve silencio. El Dies Irae es evocado por las cuerdas, mientras se escucha nuevamente el lento remar de la barca, generando un ambiente similar al del inicio de la obra; pero esta vez mucho más intimista, más lúgubre y sobrecogedor si cabe. Los lamentos del alma siguen vivos en esta atmósfera, mientras Caronte rema impasible, atado a su eterno destino, alejándose en el horizonte.

Y es así como se le da fin no sólo a la existencia, sino a una de las páginas más sublimes de y de gran belleza en la historia de la música. Como muchas de las obras de Rachmaninov, la sensación y su toque al alma, nos dejan un buen rato el reino del Hades; o bien, en cualquier lugar menos terrenal pero increíblemente maravilloso...

Freitag, Juni 10, 2005

Dies Irae!

Aunque me viene a la mente Mozart, no hablaré de su Réquiem (KV 626) , si no del DIES IRAE mismo que tanto atrajo y aún atrae a muchos compositores.

El Dies Irae (Día de Ira) es una antigua melodía de origen medieval, así denominada por sus palabras iniciales. El origen de la letra le fue atribuido a un poema de
Tommaso da Celano.

El Dies Irae forma parte de la Misa de Réquiem Católica Romana. Una completa Misa para Difuntos o Réquiem, originalmente consta de:

  • Introducción - Kyrie
  • Gradual
  • Secuencia - Dies Irae
  • Ofertorio - Sanctus-Benedictus, Agnus Dei
  • Comunión

En el Siglo VII, la Secuencia fue reemplazada por el Aleluya. La razón de esto pudo haberse debido a que la idea de un Dios iracundo que vendría a pedir cuentas antes de que la tierra se redujera a cenizas, infundiendo temor y desconcierto; ya no iría entonces muy de acuerdo a las convicciones religiosas. En realidad, una Misa de Réquiem es una forma especial de la misma Misa regular.

Hay dos tipos de misas:

La primera es la Misa Propia, cuyos 5 componentes: Introducción - Gradual - Alleluia - Ofertorio - Comunión; pueden ser compuestas por partes musicales y textos de forma variable. Litúrgicamente hablado es la más importante de las Misas, además de ser la más antigua y la más elaborada.

La segunda Misa es aquella a la que los músicos de cierta forma pusieron más interés, pues con ellas podían estar presentes 'todo el año', no así con las Misas Propias que sólo se presentaban en ocasiones muy especiales y esporádicamente. Se trata de la Misa Ordinaria, también de 5 componentes: Kyrie (con diversos cantos para ocasiones especiales) - Gloria - Credo - Sanctus - Benedictus - Agnus Dei. A diferencia de la Misa Propia, en la Misa Ordinaria se han fijado los textos con la música. Fueron muchos los músicos famosos que escribieron Misas, tanto Propias como Ordinarias: Bach, Mozart, Brahms, por mencionar algunos.

También Fueron varios los músicos que utilizaron particularmente el Dies Irae; ya fuera para representar muerte, aflicción u otros mórbidos temas en su música. Berlioz lo utilizó en su Sinfonía Fantástica, Tchaikovsky en su Suite No.3, Liszt en su Totentaz... Pero fue Rachmaninov quién hizo el más variado y extenso uso del tema.

La recurrencia de Rachmaninov hacia el Dies Irae sugiere que el mismo adquirió un profundo significado e importancia para él. Entre otras de sus composiciones, la utilizó en sus Danzas Sinfónicas y La Isla de Los Muertos.

Vale la pena leer el post que recientemente
Antonio dedicó a la Rapsodia sobre un Tema de Paganini.

El comprensible hermetismo de Rachmaninov respecto a sus asuntos personales, no nos deja muy en claro qué fue exactamente lo que lo motivó a este sentimiento de nostalgia por la muerte, pero razones sobraron.

Esta fascinación suya pudo resurgir de las repetidas tragedias que se suscitaron en el transcurso de su vida. Sin duda, su período de depresión posterior al fracaso de su Primera Sinfonía, debió haberlo movido a explorar el aspecto de la oscuridad de la existencia.

Si se habla de vida, está implícita la muerte. Cómo todo aspecto humano, el interés de estos temas seguirán moviendo al mundo y el Dies Irae cumplirá como un símbolo para ello.

En mi próximo post, dedicaré unas cuantas líneas a La Isla de Los Muertos.

Auf Wiederlesen!

Donnerstag, Juni 09, 2005

De música y violines...

Ahora que comienzan las vacaciones en la escuela, parece que podré estar un poco más liberada de tener presiones laborales y escolares simultáneas.
Podré tomar mi violín y estudiar con tranquilidad, sin fechas de examen y el tiempo sobre mis hombros. Algo de lo que he aprendido en lo que va de mi carrera en el estudio de la música, es que tocar un instrumento no sólo implica y demanda tiempo y dedicación a su estudio; también se requiere soltura, carácter y sensibilidad.
Mi Profesor de violín me dice todo el tiempo que mientras menos esfuerzo haga para tocar el instrumento, mucho mejor saldrá el sonido. Que se debe tocar de una manera cómoda y con movimientos libres: ‘Libre! Libreee!’, así grita con su acento peculiar. A pesar de que la música me apasiona, en ocasiones me cuesta trabajo liberarme de las tensiones que dificultan la ejecución del instrumento.
Hace tiempo ya que me entregué a los placeres de la música, la que por sí sola me atrajo. Cuando me di cuenta de que la música ‘Clásica’ llenaba todas mis expectativas, comencé a escuchar y leer más sobre compositores y sus obras. Y así creció mi preferencia e identidad por la música de Mozart, por ejemplo. También comencé por asistir a los conciertos de temporada de la Filarmónica de Jalisco. Iouri Kassian, mi profesor de instrumento; es integrante de esta Filarmónica y en ella toca la viola. Entonces no imaginaba yo que él sería mi guía en ‘El arte del violín’.
Procuraba ir sola a estos conciertos, ya que para mí era como hasta ahora un momento íntimo y muy especial; además de algunas experiencias vividas. En una ocasión, un amigo me acompañó a escuchar un concierto para piano, del cual no recuerdo quién era su compositor. Sucedió que sólo habíamos podido adquirir boletos para las localidades de galería. Yo estaba entregada y encantada en mi viaje, escuchando la música, imaginando que me desintegraba para ser parte de ella y me paseaba por todos y cada uno de los instrumentos ahí ejecutados; me detenía especialmente en el área de los violines, en una atmósfera increíble.
De vez en cuando ‘aterrizaba’ para ver la ejecución del pianista y otros detalles de la orquesta; era entonces cuando recordaba la presencia de mi acompañante. En uno de esos lapsos, noté algo raro en su comportamiento; eran de su agrado esos conciertos y por tanto no asistía obligado, sin embargo se veía nervioso, sudaba y como que le costaba trabajo respirar. Supuse que era por el efecto de la música misma pero no se trataba de ningún éxtasis, sino que él tenía fobia a las alturas y que la ubicación de nuestra localidad le hacía sentir mal. Y aunque no era intencional, seguro también le pareció notar cierta indiferencia de mi parte, pero la realidad era que yo estaba muy metida en el concierto.
Esporádicamente llegué a ir con uno que otro amigo, y podía resultar algo incómodo ya que para mí un concierto no siempre finalizaba con la ejecución del último movimiento y los aplausos o la ovación del público a la orquesta; ni siquiera la salida del teatro mismo. Un concierto para mí podía durar más tiempo, incluso más que su duración, pero el asunto de ir acompañada implicaba que uno por cortesía tenía que romper ese delicioso y sublime silencio para intercambiar una que otra palabra.
La diferencia es que hoy en día puedo compartir entre otras cosas, esos momentos musicales con Antonio, mi novio; quién además de tener el gusto y la pasión por la música, es Bachiano y toca muy bien el piano. Él me ha compartido mucho de sus conocimientos musicales tanto teóricos como técnicos, y más en lo que respecta a Bach, que aun siendo Mozartiana no dejo de maravillarme con su música. Los dos perfectamente podemos ir a un concierto y compartir gustosos ese comprensible silencio que nos invade, que no es más que la paz interna y la sensibilidad de los sentidos.
Él Bachiano, yo Mozartiana, ambos Rachmaninianos
Digamos que a petición mía, recientemente escribió un muy buen blog sobre la Chaconne. Aquí es cuando recuerdo al que era mi profesor de armonía cuando decía: “Violinistas ‘piteros’! Ustedes nada más leen una línea melódica…”. Antonio y yo nos preguntamos si este maestro alguna vez en su ignorancia leyó las partituras o escuchó siquiera las Sonatas y Partitas para Violín solo de Bach, en especial la Chaconne… Creo que entonces debería haberlo pensarlo mejor antes de hacer sus comentarios en clase.
Mi objetivo y deseo es poder interpretar entre otras obras, La Chaconne; aunque ello no es empresa fácil. Así que como comentaba cuando inicié este blog, requeriré de mucha dedicación al estudio, apoyo en mi maestro para la técnica y paciencia para lograr mayor soltura. Y no se trata sólo de técnicas y notas, sino también de un buen manejo de los sentimientos y el carácter en su interpretación; para hacer justicia de esta pieza tan magnífica y sublime, que llega hasta las fibras del alma y del corazón…

Guten Tag liebe Leute!